martes, 28 de febrero de 2012

Volver a empezar

Hoy miraba fotos en tuentis de gente que han formado parte de mi vida.
Había mil fotos de parejas jóvenes besándose.
Esto me ha hecho reflexionar... ¿por qué la gente empieza, y por qué termina? ¿Dejan de gustarse, de entenderse, llega alguien mejor, se pelean un día y llegan a odiarse?
El amor es algo tan complejo y tan  simple.
Un día la mirada de una persona es todo lo que necesitas para ser feliz, un abrazo puede llevarte a lugares que jamás hubieses imaginado y un beso puede hacerte volar. Y derrepente nada. El odio o la indiferencia, lo segundo incluso peor que lo pirmero. No hay que subestimar a la indeferencia.
Y sin embargo, al siguiente día, cuando menos te lo esperas, te das cuenta de que has encontardo otras manos, otros ojos...
Y todo vuelve a empezar.

Es lo importante... ser capaz de volver a empezar.

lunes, 6 de febrero de 2012

Tenía que escribir... para no olvidar

Tenía que escribir, para poder pensar.
Tenía que escribir para no desesperar.
Para que mis palabras no se queden ancladas en mi mente, para no volverme loca.

Joder, tenía que escribir porque en el fondo no somos tan diferentes.
Nos asomamos al precipicio para sentirnos vivos.

Es como el teatro de Chéjov... Aparentemente no pasa nada, pero debajo de mi piel hay un volcán de emociones en erupción.

Tenía que escribir porque las palabras nunca me fueron indiferentes si tú las pronunciabas.
Porque lloro, porque tiemblo, porque río, porque beso... Pero por alguna extraña razón la llama no prende la mecha y no reacciono, no me pronuncio a favor de nada ni de nadie.
La niña a la que se le llenaba la boca con la palabra "amor"...
Creía que podía olvidarte, enterrar tu recuerdo y seguir mi vida y casi lo consigo... Creía que podía tener amantes y divertirme sin más, sin implicaciones sentimentales, y casi lo consigo. Pero no.

Ahora soy una veleta. Y lo peor es que no sé hacia donde soplará el viento mañana. Una palabra mía podría cambiar el rumbo de enormes barcos... Pero soy incapaz de moverme.

Tenía que escribir Dimitri... porque soy una pura contradicción, porque siempre dijimos que no nos entendíamos y probablente nadie nos entenderá nunca como nosotros dos nos entendemos.

Hoy me han dicho que estabas liado con Helena, y la sangre me ha hervido automáticamente en las venas... Celos... ¿Por qué? Ni siquiera tengo derecho a sentir tal cosa. Pero así ha sido.

Pero sí... estás liado con ella. Me lo acabas de confirmar. ¿Y tú, me has dicho algo al respecto? No.
Yo puedo tener amantes, pero tú lo sabes todo. Y yo no sé nada.

Escribo para no olvidar, que a pesar de que te odio, te quiero.

domingo, 5 de febrero de 2012

Raquel Fernández Crespo



Nunca en mi vida quise tanto a nadie como a ti, y jamás he confiado en nadie tanto como en ti.
Eres muy especial para mí, no porque sea yo mismo contigo, eso también lo soy y sin ti.
Sino, porque eres la única que se ríe de mis chistes tontos, y la que me sonríe, cuando estoy triste o pienso en tonterías.
Eres la muchacha que vino a verme a la playa tras una discusión y la que me enseñó lo que es el amor.
Y por encima de todas las experiencias que hemos compartido, prevalece algo... algo que te hace especial: esa pequeña chispa, esa llama que tanto me gusta y que te hace mágica y soñadora. Hace que me contagie de tu vitalidad y crea en los sueños.

Es una tontería, lo más seguro es que ni siquiera lo leas, pero te quiero.
No por lo que hemos pasado juntos, ni por una imagen que tenga idealizada de ti, sino por los pequeños instantes en los que te miro a los ojos y sé que no piensas en nada. Sino que simplemente estás allí, conmigo, y sonríes.
Esos instantes se hacen duraderos en mi mente...
Y al dejarte ir, vuelvo a comprender que lo que se escapa, ya no es solo Raquel Fernández Crespo, sino aquello que me hacía sentir completo.
Por ello, aunque piense que sea mejor separarnos y no volver a vernos, de seguir nuestras vidas por separado, de no mirar atrás... intento seguir trepando, aunque sea con los dientes.
Porque más me duele la idea de negar lo que siento, de besar otros labios pensando en los tuyos, o simplemente de despertarme un día y darme cuenta de que no estás, y de que mis paredes ya no tienen tus recuerdos, que mi móvil olvidó tus mensajes... Pero yo sigo aquí, en la misma cama que absorbió tu olor.

Perderte.
Es eso lo que odiaría. Al igual que tú temías ayer perder a Dani... Yo temo perderte porque, simplemente, temo perder tu mirada.

Bueno, eso es todo. No sé si lo leiste o no, pero lo dije. Tumbado aquí, en mi cama, donde la única solución es ocultarme debajo de mi manta e intentar sonreír mañana, sin dejar de pensar en qué haré.