domingo, 27 de mayo de 2012

Inevitable

Tu camiseta, mi sujetador, tus pantalones, mi camisa, mi falda, tus calzoncillos, mis braguitas...
Todo revuelto en el suelo.
Y nuestras almas, igual que nuestra piel: desnudas y palpitantes.





viernes, 25 de mayo de 2012

El reencuentro

Te miré, me miraste. Me hiciste sonreír de nuevo como antes.
Estaba tensa y tú me hiciste el favor de hablar por los dos.
Yo miraba a todas partes y tú me mirabas mientras contabas anécdotas de tu vida sin mí. Quisiste abrazarme, yo dije que no.
Insististe y no pude evitarlo. Quería mantener la compostura, quería que no fuese lo que era.
Después de tanto tiempo, han cambiado muchas cosas... casi todo. Nosotros hemos cambiado. Lo que no ha cambiado es la paz que se respira entre tus brazos. Ojalá me hubiese muerto allí mismo. Con los ojos cerrados y la respiración tranquila. Escuchando el eco de los tambores que te mantienen vivo: los latidos de tu corazón.

Sí, a la mierda la compostura. Ojalá me hubiese muerto allí mismo.

miércoles, 23 de mayo de 2012

Yo una gota de aceite y tú el mar...

Yo para ti solo soy copa rota
que al mojarte los labios, raja tu boca.






No se trataba de arreglar nada con él... no nos entendíamos. Y no nos entenderíamos nunca.
Nosotros, por el contrario, discutíamos, y creía que era demasiado, que era horrible, insostenible... y ahora creo que era normal. 


Ya te dije, tengo el concepto de amor idealizado. Hace poco que me di cuenta. Mi felicidad, mi objetivo sentimental en la vida era ni más ni menos que encontrar a una persona que compartiese mis ideales, aficiones y preocupaciones. Que me quisiese como yo quiero, que lo diese todo por mí y yo por él. Quería un cuento de hadas... quería sentirme princesa por una vez en mi vida y para ello necesitaba a un príncipe azul. Porque si no, el cuento no terminaría diciendo: "fueron felices y comieron felices".


Ahora estoy como siempre otra vez. Ahora coloco tu foto aquí y luego allá, me enfado, la destierro al fondo de un cajón y luego la vuelvo a sacar y la coloco con mimo en una pared...  la observo detenidamente y cierro los ojos. Si alguien me pregunta por qué la sigo teniendo ahí, digo que esa foto me gusta mucho, que es bonita. Nada más.


Ahora estoy confusa, aunque saber eso, no es nada nuevo para ti. Estoy harta de marearte.
Comparo, comparo todo, a todas horas... un beso, un abrazo, una caricia... una mirada... 


Te peleas mucho con alguien y crees que eres la única persona en el mundo que tiene esos problemas con su pareja, piensas que eres demasiado joven para tanto lío, que si estás así ahora, qué ocurrirá con el paso del tiempo... Piensas que no importan tanto las miradas, los besos, las sonrisas, porque crees que es lo más normal del mundo. Que todos los hombres harían lo mismo, que te desearían y tú los desearías a ellos y te harían sonreír igual. ¿Por qué no? Después de acostumbrarte a vivir el amor de verdad, no piensas que sea amor de verdad, piensas que es algo "normal" porque te acomodas a ello. Pero vives en una mentira, una burbuja que estalla cuando te das cuenta de que seguramente has perdido lo más especial de tu vida. Te das cuenta tarde, siempre. Y no recuerdas por qué lo rompiste todo. Y no sabes qué hacer, ni qué pensar, ni qué decir.


Yo también me siento dividida. Una parte de mí está obsesionada con avanzar... está agobiada, le da pánico el compromiso y decir "para siempre". Tú creías que yo lo había superado, pero no es así. Usé una vieja receta denominada "sacar a un clavo con otro clavo"  y le añadí algunos condimentos para hacerla más sabrosa... le puse distancia, obstáculos, ignorancia, auto convicción y mucho empeño... todo lo que se me ocurría era poco.
La otra parte me gritaba tu nombre y yo la acallaba los fines de semanas emborrachándome por las noches... bailando y diciendo te quieros que nunca sonaron del mismo modo... yo quería decirlos igual, pero no funcionaba. Entonces la voz que gritaba se reía de mi tristeza a carcajadas.


He imaginado tantas cosas. Tantas posibilidades. He barajado y he puesto en la balanza todo y más. Y la respuesta es siempre inconclusa.


Tienes 18 años, y alguien imposible de olvidar. ¿Será el amor de tu vida y la estás cagando profundamente una y otra vez al dejarlo ir? ¿Por qué te mueres de celos cuando te habla de otra mujer? ¿Por qué comparas a todos los hombres con él? Y ¿por qué sigues pensando en él tantísimas veces al día?
Miles de preguntas así azotan mi mente. Y me corroen.


Luego eres consciente de que necesitas un descanso emocional, porque al mirar hacia atrás ves caos. Y dolor, tuyo y de los que te han querido de uno u otro modo. Y vuelta a la incertidumbre. ¿Qué hacer? Quieres una respuesta ahora, pero no la puedes tener.


Con los ojos abiertos sueño una vez más. Y miro hacia el futuro. Me pregunto si estaré viva siquiera... Y qué será de mí... el trabajo, los estudios, donde viviré... pero eso no es lo más relevante.
Imagino a mi amor y unos niños. Mis niños. Porque siempre he dicho que no quiero tenerlos, pero es mentira. Es porque tengo miedo de perder mi vida individualista, de hacerme mayor, de que no salga bien, de no ser lo suficiente buena madre...  de mil cosas.
Pero... lo cierto en todo esto, es que cuando tengo estas divagaciones futurísticas, solo puedo imaginarte a ti, con nuestros niños... Al único hombre que creo que sería capaz de tener hijos con una mujer tan desastrosa como yo... al único hombre que he creído que sería un buen padre algún día... A ti... El único del que jamás he dudado que me amase todos y cada uno de los días de mi vida... porque eres el único que me lo ha demostrado. El que me divide y me hace dudar de toda mi vida... El primero y el único en tantas cosas...


Pero todo esto no sirve de nada... soñamos, y cuando despertamos, no queda nada. Tan solo el sabor amargo de una realidad desconcertante e incierta que vivimos cada día.


Está claro... nunca valoras lo que tienes, hasta que lo pierdes.





sábado, 19 de mayo de 2012

Ojalá que empezara de cero

Un día.
Un día entero sin saber absolutamente nada de ti y parece que el mundo se me cae a los pies.
Tampoco fue una discursión tan grande, ¿no? La misma historia de siempre. Yo bebida y tú sobrio. Yo queriendo estar sola y tú queriendo acompañarme aun habiendo llegado ya al destino. Tú me decías inmadura y yo te miraba llamándote niño. El cuento del chicle tirado en la calle.
No, realmente no siempre gano. Hay veces que digo cosas sin saber por qué y es algo que no me había pasado antes.
Somos un día con una noche oscura. Supongo que yo seré la segunda.
Pero si el día se va, la noche no tiene sentido.

jueves, 17 de mayo de 2012

¿Y si...?

A lo mejor voy a estar perdida toda mi vida.
¿Y si es así?
No sé qué demonios hacer con mi vida, no sé qué estudiar... no sé por qué todo me aburre.
¿Y si me equivoco?
Me asalta tu recuerdo y ya no tengo donde mirar tus fotos recientes, pero nuestra imagen está grabada en todas las esquinas de la ciudad. Y me pregunto qué me pasa y si aún quedara alguna duda.
¿Y si estoy loca?

¿Y si tú, eres el que está loco y me arrastras contigo a un juego de locura que me hace estar perdida? ¿Es esto realmente tan fuerte?

lunes, 14 de mayo de 2012

Le faltaba deseo

Sí... me sentía querida. Cuidada.
Sentía el calor y el afecto y en las fotos se nos veía tan bien, ¿verdad?...
Pero a mi vida le faltaba pasión, sexo, desenfreno... Le faltaba deseo.
No, no me sentía realmente deseada. Y quizás el problema estaba en mí... 
Pero cada noche tenía más sueños extraños y cada día, el fuego que ardía dentro de mí, crecía más y más.
El deseo, cuando no es consumado, se inflama tremendamente.


En otros términos, necesitaba profundamente que me desease, que no me lo dijese, que lo hiciese. Que me pusiese contra una pared y me amase, como se ama de verdad.


La ninfomanía es una enfermedad sin cura a la vista, que por lo visto padezco.