miércoles, 29 de agosto de 2012

Mi historia en servilletas de papel

Siempre hay una primera vez para todo o eso dicen, y aquí me hallo, en un bar. Bebiéndome una cerveza y fumando un cigarrillo sola; a falta de compañía y de ganas de volver a casa. Escribiendo en servilletas y billetes de autobús redoblados que encontré en mi mochila.
Rodeada de conversaciones ajenas. Me siento una transeúnte extraña e invisible.
La gente tiene miedo. Miedo de todo y de la nada. La gente es extraña y habla de cosas que nunca les pasarán. Me miran escribir. Siento sus miradas clavadas en mi nuca y a mí no me importa nada.
Mi cigarrillo se consume rápidamente, el aire se lo fuma. A penas le quedan dos caladas.
Un vistazo a mi mesa, la luz de la farola se apaga. Y yo siento que esto es la vida; mientras irónicamente me suicido de forma prematura entre alcohol y nicotina.
Mi cerveza se ha acabado y mi cigarro se ha consumido.
Hablan de películas, hablan de cáncer y de revoluciones. Y todo al mismo tiempo. Mientras, yo sonrío sin saber qué voy a hacer ahora.
Esta noche no hay piedad, no queda compasión ni siquiera para mí misma. Esta noche de farolas apagadas y mecheros encendidos no se escribirán historias tristes ni nostálgicas. Esta noche envenenada de soledad elegida tan solo se escribirá esta... mi historia en servilletas de papel.

viernes, 24 de agosto de 2012

Nostalgia Como Sustancia

Es lo que siento ahora mismo.Estar sola en casa de madrugada y salir al patio con una guitarra desafinada que no sé tocar a componerte una canción que jamás podrás escuchar. Y lo sé. Yo sé que por mucho que cante no me puedes escuchar y que por mucho que llore no vas a volver. Pero ¿qué esperabas? Yo no soy tan fuerte Olga. Yo solo soy al fin y al cabo esa niña pequeña que no tenía amigos y tú eres la persona que cambió mi vida. La primera y la única tan fuerte. Olga, yo me siento culpable. Lo peor de todo es no haber estado a tu lado las últimas semanas, los últimos días, horas, segundos... Lo peor de todo es llegar a un cementerio sin saber, cómo, cuándo, dónde ni por qué... Mirar a un ataúd pequeño y que te digan que tu primera amiga, tu mejor amiga, está ahí dentro.Y solo piensas: NO.Y lees las coronas de flores... y no paran de llegar amigos. Tan jóvenes como tú y como yo. Tenía ganas de abrazar aquella caja de madera. Quería abrirla, quería ver que eras tú porque no me lo podía creer. No podía parar de llorar.Lo peor de todo es arrepentirme de no haberme ido de fiesta contigo una semana antes o dos cuando me llamaste por teléfono. Y no haberte dicho todo lo que te quiero antes de que te marchases. Ahora pasaré el resto de mi vida preguntándome si lo sabrías. Y nunca tendré una respuesta.He llegado a odiar por momentos a todas las personas que ponían fotos y escribían comentarios en las redes sociales después de tu muerte. A algunos más que a otros, porque hay que saber diferenciar... Pero ya me da casi igual todo Olga... es que ya nada vale, nada nos sirve.Creo que te he dicho en estos años muchas veces "te quiero"... pero ahora me parecen insuficientes, porque creo que realmente nunca te he explicado TODO lo que significabas para mí... creo que no se lo he explicado a nadie... Ojalá estuvieses aquí sonriéndome, en mi casa. Me gustaría invitarte a merendar y que abriésemos juntas esa  cajita de metal... Leeríamos esas viejas cartas y nos reiríamos un buen rato de todo lo que pone en ellas... "A.P.S." . Cuando lo escribiste esas tres letras yo nunca lo había visto antes, no sabía lo que significaba, hasta que tú me dijiste: "Amigas Para Siempre"... He perdido a varios seres queridos... muy queridos... incluso el mismo año que a ti... pero esto... a veces es demasiado difícil de asimilar, de superar... Porque cuando te conocí, cuando crecimos, cuando vivimos... Cuando me dijiste: "Amigas Para Siempre" lo último que esperaba en esta vida, es tener que decirte algún día: "Hasta Siempre Amiga".- Te quiero Olga - Vives en mí.

sábado, 18 de agosto de 2012

Canción de pensamientos dolorosos sin música


Aprendí a caminar. Aprendí a hablar, a reir y a llorar.
Aprendí que el fuego quema y el agua te moja.
Que no todo el mundo dice la verdad ni lo que siente o piensa.
Aprendí a caerme y luego a levantarme. ¿Y dónde estabas tú?
Aprendí a besar. Aprendí lo que es el amor y el odio.
Que se puede soñar despierto y que tu mejor amigo puede hacerte más daño que nadie.
Aprendí a beber. Y aunque nunca aprendí a bailar, lo hice siempre.
Aprendí a cantar y descubrí que aliviaba mi alma, mi forma de vivir… Pero ¿Dónde estabas tú entonces?
Te conocí y aprendí. Aprendí a amar y a sufrir de verdad. 
Aprendí a fumar. Hacía pompas de jabón, cogía autobuses, aprendí a escuchar, a entender, a jugar.
 Y cuando lloraba en los portales pasada la media noche, cuando llovía y no tenía paraguas, cuando mil manos me querían tocar, cuando grité, cuando no tenía a nadie y todo iba mal… Dímelo. ¿Dónde estabas tú?
Todos los cigarrillos que nunca fumé no hubiesen podido calmar mi ansiedad por mucho que tú me reprochases.
Tú nunca te diste cuenta de mí. Mi ropa, mi maquillaje, mis tacones, mis peinados, mis canciones… Todo era para ti. Nunca te diste cuenta y eras lo único que me quedaba. Salía 5 minutos tarde, pero salía sonriendo con ganas de besarte… Pero nunca te diste cuenta. Y se hizo tarde. La carroza se convirtió en calabaza y pasado el tiempo y la ilusión, el sueño se rompió. Igual que mi corazón. 
¿No lo entiendes, verdad? Yo solo quería olvidar. Contigo, bailar, besarte, reír, beber, fumar… Divertirnos. Tú también lo has hecho. ¿Por qué yo no puedo? ¿Por qué te dan tanto asco mis labios con sabor a nicotina si también has fumado en otros días?
Ya no sé lo que quieres de mí. Piensas que nos vamos a romper y cuando lo dices en voz alta yo me siento tan frágil… Soñaba con que fueses  él… Pensaba que podrías sujetarme con tus brazos y no tendría que golpearme contra el frío suelo otra vez, pero me he caído y ahora no puedo estar más perdida. Creía que me habían encontrado. Pero sigo estando aquí, sola y sin aprender… ¿Y dónde estás tú? No lo sé.