martes, 29 de noviembre de 2011

Quería soñar y tuve una pesadilla

Hacía muchísimo tiempo que no soñaba por las noches, y deseaba fervientemente que esto ocurriese.
Al fin y al cabo, los sueños y las ilusiones siempre fueron el motor de mi vida.
Sin sueños, dormir carecía de sentido para mí.
Cada noche me metía en la cama pensando en todas las cosas con las que podría soñar mientras mis ojos estaban cerrados, pero por la mañana descubría con tristeza que ninguna de aquellas fantasías había tenido lugar en mi mente. Así noche tras noche, hasta perder la cuenta.

Pero aquella noche fue diferente. Tenía el extraño presentimiento de que iba a soñar, de que mi imaginación volaría por encima de la barrera de la represión, según mi querido amigo Freud... ¡Era maravilloso! ¡Por fin! Todo aquello parecía un sueño. No obstante... Poco tardó en tornarse pesadilla. De repente, aparecieron cascadas, rocas, caídas, muertes, temor, ansiedad y carreras en las que por mucho que corriese, no avanzaba...

Fue entonces cuando sonó el despertador, salvándome de aquel infierno y resucité.

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