sábado, 19 de noviembre de 2011

Sonaba "Rolling in the Deep"

Mientras subía aquella cuesta que separaba mi casa de ti, comenzó a sonar en mis oídos aquella canción. El marcado ritmo de la percusión, era lo único que conseguía mantenerme en pie y hacerme avanzar firmemente sin volverme sobre mis pasos.
Apretaba mis mandíbulas, una contra la otra y con las manos metidas en los bolsillos de mi vieja chaqueta de cuero, fruncía el ceño involuntariamente...

Desde hacía bastante tiempo era consciente de que nuestra relación no llevaba a ninguna parte. Cada día que transcurría, el sentimiento que antaño latía dentro de mí como la más ardiente hoguera, se apagaba más y más. Era un progresivo desamor... Y habíamos pasado tantos momentos entrañables juntos... Un año y medio de nuestras vidas, nada más y nada menos. Creo, a pesar de todo lo obsesivo, psicópata y surrealista, que nunca nadie me había querido antes como él lo ha hecho. Y solo por eso se merecía un final bonito... Nos lo merecíamos los dos.

Por eso mi decisión estaba tomada, por eso subía esa cuesta, porque no había dejado de quererle del todo. Y no quería hacerle más daño del que podía haberle hecho ya.

Los cartuchos estaban quemados, las cartas echadas y ahora me tocaba hablar a mí, una vez más.
Y allí estaba yo, sentada en un banco verde, en los pasillos donde un día nos conocimos. Diciéndole adios, intentando no llorar... Pidiéndole que me recordase como algo bonito, porque así lo iba a hacer yo para siempre. Como no podía ser de otra manera, Raquel empezó a llorar por todo y no podía parar y Dimitri intentó consolarla.

Nunca podré olvidar sus palabras: "Raquel, no llores más y escúchame porque quiero que recuerdes esto siempre: tú eres la persona más fuerte a la que he conocido en toda mi vida, y sé que puedes con todo lo que te está pasando. Siempre que nos ha ido mal, tú has estado ahí y has sabido seguir siempre adelante. Nunca he querido a nadie como te quiero a ti".

Después salimos de allí. Y nos abrazamos en la calle cuando el sol empezaba a morir. Fue entonces cuando me pidió el último beso que nunca pude darle. Él, me dijo "adios" y yo "hasta luego". Acto seguido, me giré y volvió a sonar aquella música que me gritaba:

"We could have had it all
Rolling in the deep
You had my heart inside of your hand
And you played it
To the beat"


Y seguí caminando, con paso firme y hacia delante, sin mirar atrás ni una sola vez... Y eso es lo que pretendo hacer de ahora en adelante en mi vida... Caminar, sin mirar atrás.

 

1 comentario:

  1. los pelos de punta pequeño ser precioso :)
    Yo también se que eres fuerte! y nunca nunca, como dice ismael serrano, nunca estarás sola :)
    Te quiero pequeña.
    Y ya que rendirse no es una opción ;)
    (LLLLL)

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